Cerezo de Abajo, mediados de los 80

Cerezo de Abajo, mediados de los ochenta; los últimos rasgos visibles del Cerezo ganadero y típicamente rural. Cuando todavía quedaban en alguna casa vacas que sacaban al camino de la Sierra todos los días, a pastar a la dehesa. Cuando las gallinas picoteaban en la calle o los burros tiraban de los carros llevando cargas de leña o de hierba.

Me contaba hace años un ganadero de aquí que tenía un perro que mantenía la calle bien limpia, os lo explico: las vacas salían de las casas hasta el camino de la sierra, pues este perro, Full se llamaba, cada vez que salía una vaca de la cuadra la corría toda la calle adelante hasta que llegaba al camino de la sierra, así mantenía ese tramo de calle limpia de excrementos vacunos.

Pues por aquellos años cuando ya se estaba notando mucho la despoblación, una corporación emprededora sacó un anuncio en la prensa donde se ofertaban parcelas para la creación de un polígono ganadero y un día de marzo de aquel lejano 1985 vino gente de lo mas variopinta a ver en que consistía ello.

El caso es que ese polígono salió adelante; unos pusieron visones, otros conejos, incluso alguno se atrevió con las lombrices. Probablemente más de uno ni sabía a lo que venía, quizás hubiera hecho falta una selección de personal, gente que tuviera claro a qué se enfrentaba, pero bueno, los pocos emprendedores que lo sacaron adelante revolucionaron de alguna manera la cotidianidad en Cerezo.

Ahora ya no hay vacas por el pueblo, las que hay viven todo el año en la dehesa, ni gallinas buscando lombrices por el suelo, están todas en sus gallineros, ni burros llevando la carga, ahora ya solo son motivo de curiosidad. Que todo esto no sea motivo de nostalgia, ni mucho menos, la vida de antes era muchísimo más dura que ahora y mejor que no haya lombrices en las calles, significa que las tenemos bien asfaltadas pero….

Había mas vida en el pueblo, es por lo cual que animamos a todos a que vengáis más a Cerezo a pasear, a disfrutar de esos pocos que se han quedado, a recuperar huertos, parcelas, casas, a compartir ratos de charla en el bar o en la plaza o en las eras o en la fuente preñá, que más dá.
Intentemos entre todos recuperar sendas perdidas, fuentes abandonadas, caminos olvidados. Pongamos cada uno de nosotros un granito de arena para que cada día haya más casas ocupadas, aunque solo sea los fines de semana, a que cada día haya más chimeneas echando humo, a que salgas a la calle y digas: ¡coño! que bien huele ese cocido que esta haciendo el susodicho o la susodicha.
A que haya más:
– Buenos días
– Menuda pelona que ha caído esta noche ¡eh!
– Menos mal que tenía los tomates tapados
– Mira yo no he tenido que hacerlo que este año, tengo el huerto en barbecho.

Os esperamos hijos de Cerezo, porque al fin y al cabo somos una gran familia. Esa que llaman Los Coritos.